“Eskualde txiki… infernu handi”… ala altxor gordea?
Cada Cuadrilla de Álava tiene su servicio de euskera. En esta ocasión, publicamos en Euskaraba el texto de Belen Garulo, técnica de euskera de la Cuadrilla de Campezo-Montaña Alavesa. Han puesto en marcha un grupo de trabajo de ocio, y Belen nos cuenta el proyecto, subrayando las particularidades de los pueblos pequeños de la zona rural.
Gracias a Pagadi y Gurrutxaga conocimos el refrán que significa algo como “Pueblo chico, infierno grande” (“Herri txiki, infernu handi”).
Es una opinión generalizada que, como indica el título del programa, los pueblos pequeños son zonas aisladas y cerradas con falta de servicios, bastante endogámicos. Las ciudades, al contrario, serían paraísos donde hay acceso a todas las posibilidades, un espacio de individualidad e independencia.
Ante esa creencia, en nuestra comarca de Montaña Alavesa tenemos indicadores de emprendimiento y actividad que hacen frente a las posibles carencias. En numerosas ocasiones, éstas surgen de concepto de trabajo comunitario (auzolan) que sigue muy vigente.
De hecho, la Montaña es una comunidad formada por pueblos pequeños, pero tiene poco de infierno.
Tanto las personas como las instituciones se esfuerzan en impulsar una sociedad próspera, una forma de vida cómoda, asentada en valores, juntas y en colaboración. Cada vez más frecuentemente se entiende que ese esfuerzo tiene que ser una responsabilidad compartida. Así lo requiere Euskaraldia, por ejemplo. También en el tiempo libre.
En la comarca, los agentes que trabajan con niños y niñas y jóvenes, asociaciones de padres y madres de Montaña y personal técnico de diversos ámbitos (euskera, igualdad, medio ambiente, cultura), de forma conjunta han puesto en marcha el grupo de trabajo de la Montaña. A partir de una necesidad y preocupación compartida, han organizado una propuesta completa y la han desarrollado hasta el mes de junio, en euskera.
Básicamente eso ha sido, pero no solamente eso; los objetivos y valores de los mencionados ámbitos han provisto la iniciativa. Desde el enfoque de la normalización del euskera, las actividades se han desarrollado en euskera, las reuniones de trabajo han sido principalmente en euskera, las comunicaciones han sido bilingües y sin obstaculizar la participación amplia y abierta, ha sido criterio compartido que ésta propuesta debía tener el euskera como base, como eje.
En los últimos años se ha pensado que la vía más productiva para aumentar el uso del euskera es trabajar en hacerlo atractivo. Especialmente con niños y niñas pero también con personas adultas, el euskera se ha relacionado con actividades lúdicas y gratificantes. Hay que pasarlo bien para fomentar el uso del euskera.
Se ha considera, también, que la escuela era el vía para euskaldunizar la sociedad; que una vez aprendido el idioma el uso vendría de la mano. La experiencia de años, sin embargo, han hecho ver que no hay una secuencia necesaria y que la capacitación adquirida en la escuela no trae consigo el uso.
Por ello, en el programa para el tiempo libre de la Montaña hemos intentado superar esas dos ideas. Por un lado, en las actividades lúdicas y gratificantes comentadas hemos querido dar un paso más y hemos comenzado a hacer necesario en necesario el euskera, en línea con las fundamentos teóricos de la dinámica Euskaraldia-11 egun euskaraz (Euskaraldia- 11 días en euskera). Y por otro, se han establecido vínculos con diferentes ámbitos fuera de la escuela, en su misma trayectoria, para reforzar el uso del euskera y convertirlo en habitual.
Sin embargo, aún hay un amplio margen de mejora, y por ello, en el próximo curso se tratará de responder a esas mejoras conjuntamente y en colaboración.
Volviendo al refrán del principio, y como pregonan al final del programa de televisión, “ si esto es el infierno, viva el infierno y viva vosotras” (“hau infernua bada, gora infernua eta biba zuek!”)